lunes, 21 de enero de 2013

El venezolano es flojo



Permítanme comenzar con una declaración de principios: yo sí soy flojo. Y procrastinador: mi lema es "si lo puedes hacer con calma mañana, ¿para que te vas a matar haciéndolo apurado hoy?". Fin de la declaración.

Como ya dejé sentado mi carácter de flojo , no les extrañe ver repetida muchas veces en este texto  la palabra "general" y sus derivados. Ya lo saben, soy flojo. No me voy a poner a buscar sinónimos.

Este escrito trata sobre las generalizaciones en general y de una generalización en particular. Por regla general, cuando generalizamos exageramos, de manera positiva o negativa,alguna cualidad de un colectivo. Ejemplo de generalización positiva: "Venezuela tiene las mujeres más hermosas del mundo". Ejemplo de generalización negativa: "Los venezolanos son flojos".

Yo también he repetido eso último muchas veces, es un preconcepto que comparto. Pero en estos últimos tiempos he empezado a modificar esa percepción. Tres días a la semana debo bajar a mis hijas al metro alrededor de las 5:30 AM, ya que tienen clases en el extremo opuesto de la ciudad y entran a las 7:00. En ese recorrido veo varias cosas: gente haciendo ejercicio, caminando o trotando. Tráfico, incipiente pero con muestras de volumen en los semáforos. Gente haciendo cola para abordar el transporte público. Y negocios subiendo la santamaría, en concreto la panadería que visualizo en mi recorrido. Por otra parte, me comentan mis hijas que a esa hora no es que vayan sentadas, les toca ir de pie pues los vagones están llenos.

Adicionalmente tengo a mano el ejemplo del microcosmos que constituye la empresa en donde trabajo. La plantilla actual pasa de las 80 personas, de las cuales la mayoría son  jóvenes. Hay de todo: el que llega consuetudinariamente tarde, el reposero, el que no han dado las 5:00 y ya está recogiendo sus peroles para irse.Pero también, y son la gran parte, los que llegan a tiempo y si hace falta se quedan un rato más. Y algo digno de elogio:después de pasarse unas 9 horas en el trabajo, van a clases hasta las 9 o 10 de la noche, a terminar o a proseguir sus estudios. Y hablo de gente que no vive cerca, ni tiene transporte propio. En muchos casos vienen de Guarenas, e inclusive de Los Teques. A estas personas se les puede tildar de cualquier cosa, pero creo que el calificativo "flojo" es tremendamente injusto.

No quiero tapar el sol con un dedo: claro que hay venezolanos flojos. Miles, tal vez millones. Vivivendo a costillas de alguien o de algo: sus familiares, la caridad privada, o la "magnaminidad" del estado, siempre presto a alcahuetear las masas con fines electorales. Pero generalizar no ayuda. Ni le hace justicia a esos otros miles o millones de venezolanos que salen cada día a buscarse el sustento, o a mejorar. Y como yo sí soy flojo, dejo estas reflexiones hasta aquí.