Éste es mi cuarto de juegos. Siéntanse libres de tomar lo que gusten; si quieren dejar algo, también sirve.
viernes, 11 de enero de 2019
Ya nadie escribe cartas
Ya nadie escribe cartas. El género epistolar, de ser una necesidad dictada por las medios de comunicación existentes, básicamente pluma papel y transporte, evolucionó hasta convertirse en un arte ampliamente explotado por la literatura. En esas cartas viajaban informaciones, reclamos, emociones y recuerdos. Uno se estrenaba bastante joven en esas lides, ya sea para comunicarse con los parientes lejanos (en el caso de nosotros, familia inmigrante) o para procurarse la atención de alguna muchacha de la cual estuviéramos fuertemente "enamorados", esa mezcla de atracción física e interés por conocer más íntimamente a la dueña de nuestros deseos que confudíamos con el amor. Entonces, con menor o mayor chapucería, escribíamos cartas insufladas de epítetos cuyo grado de intensidad variaba de acuerdo a la atracción ejercida por la destinataria, o el valor que tuviera el remitente. Indudablemente eran cartas cursis hasta extremos vergonzosos, y por lo general infructuosas, pero eso no impedía que repitiéramos la receta procurando mejorarla, con otra candidata. Con la aparición de la mensajería instantánea, ya sea a través de los sms, el antiguo messenger, el correo electrónico o más recientemente el whatsapp, se perdió definivamente ese arte. Es que la gente ya ni escribe: manda una sarta de emojis, o un "voice", y ya, se despacha la necesidad de informar sin pasar por el trámite de escribir. Ya nadie escribe cartas, y es una lástima.
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