Ayer, en la lectura de la obra de Elizabeth Bishop que se llevó a cabo en Kálathos, pude constatar lo importante que es, en lo posible, leer a los autores en su idioma original. Sobre todo en poesía: por muy bueno que sea el traductor, y por más que trate de ser fiel al texto, siempre se escapa la musicalidad que buscó el escritor al componerlo. Cada idioma tiene su impronta, sus palabras, sus maneras de decir, y a veces no hay manera de expresar exactamente lo mismo en otra lengua. Con eso en mente, hice un pequeño experimento: compuse un texto en la lengua que mejor domino después de el español, el italiano, y luego lo traduje. Salió este esperpento:
C'eri anche tu,
e anche tu hai visto
lo squallore del suo viso
straziato dal pianto.
C'eri anche tu,
e neanche tu hai cercato
di fermare il suo orrore
e farla ritornare.
C'eri anche tu,
e anche tu hai fatto
finta di niente,
e ti sei voltato da un altra parte.
C'eri anche tu
quando lei saltò nel abbisso
e anche tu, come me,
l'hai lasciata fare.
Estabas también tú
y tu también viste
la escualidez de su rostro
devastado por el llanto.
Estabas también tú,
y tú tampoco trataste
de detener su horror
y hacerla regresar.
Estabas también tú,
y tú también finjiste
que no pasaba nada,
y volteaste hacia otro lado.
Estabas también tú
cuando ella saltó al abismo
y también tú, como yo,
la dejaste hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario