Llega ese momento del año
en el que hay que sentir alegría
la gente parece rebaño
preso de alguna brujería.
El infame repique gaitero
se vuelve himno recurrente
y a mí que soy rockero
me parece más bien repelente.
Lo único que encuentro pasable
es la oferta gastronómica
pero ni eso será viable
por la crisis económica.
¿Las hallacas cómo se harán?
Por ahora eso es un misterio
pero seguro que se inventarán
para ello un ministerio.
Ministerio de la Navidad,
Misión Niño Jesús,
el último que se vaya
por favor que apague la luz.
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