viernes, 10 de abril de 2020

Bitácora del insilio. Día 29

Hemos desarrollado capacidades que nos permiten vivir con relativa comodidad en un mundo altamente tecnificado, y dependiente de algo tan etéreo e intangible como internet. Trabajamos, descansamos, ordenamos comida, compramos, nos trasladamos, apoyándonos en el flujo de energía que se mueve por cables y por el aire, entre nuestros dispositivos y los grandes servidores. Hablamos con desparpajo de "la nube", sin saber muy bien lo que es. Por otro lado, hemos olvidado otras capacidades sin las cuales nuestros antepasados no hubiesen subsistido. Pesca, caza, recolección, oficios como la curtidumbre, la herrería, la panadería. Si de un momento a otro, por culpa de un cataclisma, cambiara abruptamente nuestro modo de vida, ¿cuántos de nosotros sobrevivirían? 

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