jueves, 24 de marzo de 2011

Mirco Ferri, cronista cotidiano caraqueño: mini-bio por José Mercader

Nunca habían escrito una biografía sobre mí, y debo decir que es una sensación curiosa: se descubren algunas cosas, se ratifican otras, y en definitiva se siente bien. Mi buen cuñado y mejor amigo José Víctor Mercader Albert, Jose para los panas, me sorprendió esta mañana con el escrito que viene a continuación. Jose, quien es la persona más culta, irreverente y sincera que conozco, a la vez me conoce lo suficiente como para poder hacer una reseña de mi vida. Una sola cosa tengo que objetar: tal vez esté escrito demasiado a través del filtro del afecto, y algunos adjetivos pueden ser algo exagerados. Debo decir que titubeé un rato antes de publicar este escrito, ya que siento que pudiera reflejar cierto narcisismo de mi parte; sin embargo estoy seguro de que fue redactado honestamente y sin ánimos de halagarme en demasía, por lo que me decidí a hacerlo público.

Mirco Ferri, cronista cotidiano caraqueño

(A modo de mini biografía)

Hay momentos en la vida que se nos presenta un escritor que nos hace cuestionar nuestras verdades en la vida, …pero este no es el caso de nuestro cronista Mirco, que mas bien nos hace confrontarnos con nuestra cotidianidad, con un enfoque irónico trágico; con Mirco, el vaso no está medio lleno, ni medio vacío, ...simplemente, le interesa el vaso en sí.

Conocí a Mirco de muy joven, cuando su timidez le hacía hervir sus neuronas con las historias que al fin se atreve a plasmar, un chamo sumamente culto y melómano, pero siempre intrigante y reservado. Mirco es por un lado ese típico hijo de inmigrantes italianos, pero con la particularidad, y esto es curioso, de desarrollar un sentimiento venezolano superlativo. En esa época, la diferencia de edad entre nosotros, yo de 21 y el de 16, sería una brecha, pero al contrario, su agudeza mental, su conversa interesante, y nuestro gusto compartido por un buen juego de palabras, nos hizo como hermanos, en aquel tiempo yo fungía como el mayor, pero en eso Mirco me ha superado hoy día, y se ha crecido ante mis ojos.

Siendo Mirco más bien un humanista, sin embargo, escogió una carrera muy tecnológica, pero eso se explica por lo contradictorio que es este personaje, al cual uno no sabe a qué atenerse a veces. Mirco nos observa a veces con esos ojos claros pero impenetrables, y cual pantera, nos asombra con una aptitud inesperada, ..así que no puedo asegurar que conozco al señor en cuestión, pero si les aseguro que tengo más datos que nadie para poder tratar de definirlo.

Para los que les gusten las etiquetas, podrían adosarle al Sr Ferri, las de buen padre, constante y fiel esposo, gran amigo, poco religioso, trabajador, gran bebedor, excelente conversador, y un aprendiz de chef dedicado. Pero las etiquetas no hacen al hombre detrás de los anteojos, yo al menos no lo veo así. Prefiero decir que, el Sr Ferri, es la persona que quisiera ser cuando crezca algún día, y reconocer la paciencia infinita que tiene con su servidor.

Pero volvamos a lo que nos trajo aquí, ¿Por qué deben leer sus escritos?

Pues, aparte de la forma, que está bien construida, los relatos de Mirco se dirían que pasan a ser un nuevo género que llamaría Cuentos Sorpresa. Te lees el titulo, y crees saber por dónde vienen los tiros, pero, estas pelao. Sus desenlaces son de lo más anti sui generis, e incluso cuando crees conocerlo, y esperas lo inesperado, es cuando te vuelve a sorprender.

El entorno de sus escritos es una aparente cotidianidad, pero casi kafkiana, autor que por cierto es de sus preferidos. Dicen que uno debe escribir de sus experiencias propias, pero considero que Ferri escribe lo que en su mente sucedió como una realidad, y nos la muestra con su particular crudeza. No se engañen con títulos como Dos horas y media en el Banco, que suena como si nada pudiera suceder como no sea un total aburrimiento, …hasta que se pongan los anteojos del autor y vean otra realidad.

En fin, no me lean a mí, procedamos a leer a este caraqueño, del Recreo, ItaloCriollo, y singular cronista cotidiano.

Jose Mercader A.

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